El lenguaje corporal ha sido objeto de mucho estudio y también origen de bastantes mitos como el que dice que el 93% de la comunicación es no verbal. No es nada despreciable la influencia del lenguaje del cuerpo en nuestras habilidades sociales, además de ser un excelente espejo de las emociones reales de nuestros interlocutores. Seguramente conozcas personas que, pese a no ser especialmente desagradables o antipáticas, generan desconfianza. No sabrías decir qué es concretamente, pero desprenden un aura que hace que no te apetezca mostrarles tus emociones reales. La comunicación no verbal es una parte inseparable del mensaje transmitido, y en ocasiones puede ser el propio mensaje. Muchos expertos afirman que la mayor parte de la información que procesamos no proviene de las palabras, sino de comportamientos, especialmente aquellos unidos con las emociones.
El lenguaje no verbal, engloba los gestos, ademanes, postura, expresiones faciales y contacto visual, pero no solo eso. Nuestra conducta, la ropa, la higiene personal, el arreglo del cabello y los accesorios, también forman parte de él. Así mismo, el espacio físico alrededor de nosotros aporta gran significado a nuestro mensaje.
Por ejemplo, aquellos movimientos de nuestro cuerpo que aparecen a instancias de una presentación o conversación oral, muchas veces pueden tener una intención concreta o aparecer de manera no planeada y entonces esto en general es lo que estudia el lenguaje corporal. Si estamos desconformes porque alguien llegó tarde a una reunión, muchas veces, para manifestárselo en lugar de expresarlo con palabras, es habitual que se levante el brazo que lleva el reloj y se lo indique a quien llegó tarde con un golpe en el mismo, a modo de reprobación por su llegada tarde.
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